“Solamente aquel que construye el futuro, tiene derecho a juzgar el pasado” Friedrich Nietzche

Introducción
Si bien, desde la antigüedad el ser humano ha idealizado su existir de una manera armónica con su entorno social y natural utilizando sus dones innatos del crear y ser libres para la consecución de dicho ideal, podemos ver a través de los tiempos la deformación de esta quimera dada la premura de la sociedad de consumo que imprime en el hombre ese hábito irreflexivo de poseer evitándole pensar y querer ser, como afirma William Ospina “de esa aceleración somos todos agentes con o sin advertirnos”.
Antecedentes
Es triste evocar el pasado y pensar en toda la sabiduría e inquietud de conocimiento, además del deseo de dejar un mundo más habitable y valioso por parte de los pensadores pasados que a pesar de su primigenia quisieron obsequiarnos,y darnos cuenta en el aprisionamiento en el que se encuentra sumido el hombre gracias a la inmediatez que (entre otros factores no menos importantes) le imprimen los medios de comunicación, en la que éste no denota ningún esfuerzo intelectual y los pocos que propender por hacerlo son tratados como seres distintos, lunáticos, repudiables y pobres tanto del espíritu como de lo palpable, lo cual hace pensar en que es hora de actuar respetando, claramente, las individualidades pues en todo proceso es vital el reconocimiento del otro.
Debemos atrevernos a imaginar y, aún más, a realizar un nuevo mundo de seres pensantes y autógenos, dueños de sí mismos, que rescaten y hagan valer los esfuerzos de los que fueron anteriores a nosotros, personas interesadas en el arte, la filosofía, el lenguaje, la ciencia, la música y, en general, la vida; desde el racionalismo de Sócrates y Descartes, la pasión por la ciencia de Demócrito y Darwin, las bellas melodías de Tchaikovsky y Beethoven o las invaluables obras de Da Vinci y Goya sólo por mencionar algunos y, particularmente, por exaltar la sabiduría de todos.

Se hace necesario un nuevo orden creador, salir del letargo en el que venimos sumidos desde la revolución industrial que despertó en el hombre el hambre de consumismo dada la producción en masa que ha aumentado, a través del tiempo, la obsolescencia de los artículos, creando en cada ser el deseo alucinante de “mejorar” ,casi de inmediato, lo que recién cayó en sus manos; pues vemos así que “todo aquello que soñamos algunas vez sobre el verdadero progreso y la verdadera evolución, hoy no es más que una utopía todavía más lejana y confusa y luego de tantos años perdidos en la conquista de sus propias limitaciones no son más que una muestra de lo incapaz que el hombre es para vivir en un mundo que le es desconocido y que de diferentes formas le sigue demostrando que aún no se puede controlar”[1], debemos tomar conciencia de que el ahora es el pasado del futuro y que de nosotros depende dejar, como lo hicieron para nosotros, un mundo más habitable.
Problema
Ahora bien, es claro ya, como lo mencioné anteriormente, que desde tiempo remotos han existido grandes pensadores, músicos, filósofos y artistas que nos han recreado con sus grandes obras pero, ¿qué tan claro es el papel de la mujer no sólo como ser creador -o mejor procreador- sino como ser creativo en los anales de la historia? Pues, ciertamente, la mujer ha sido clave en el desarrollo artístico del hombre a través de los tiempos inspirando sus obras pictóricas y musicales, como también obras dramáticas en las que gracias a la sensatez ¿o pasividad? de la mujer, éste ha salido airoso; mas, esto no debería de bastarnos, es necesario llegar más allá de lo pensado, sobreponerse a la idea de que la mujer es un hombre incompleto que proponía Aristóteles,se hace necesario romper los esquemas, dejar de ser dóciles, no dejarnos vender la idea de que la inclusión de la mujer sólo se da en la transformación del lenguaje sexista al lenguaje incluyente, o que dicha inclusión es suficiente en la esfera política, pues esto a mi modo de ver no arroja una visión holística de la labor femenina para la humanidad, las inserciones anteriormente señaladas son un pequeño paso que, de darse en falso, nos sumiría, sin más remedio, en protagonistas de la sociedad consumista que vengo recalcando.

Debemos llegar a la verdadera esencia del ser, partir del sólo sé que nada sé del que hablaba Sócrates modestamente al referirse a la extrema sabiduría que el dios Apolo le proclamaba, no debemos dar nada por sentado, debemos descubrir el día a día “porque si el hombre se libera de todo lo que él no es completamente, entonces permanece como la auténtica substancia de su existencia por antonomasia, la humanidad que vive tanto en él como en cualquier otro”[2]
Prognosis
Así pues, amigos y amigas, independientemente del entorno en que desarrollemos nuestro día a día, sea en el ámbito deportivo, político, artístico, teológico, científico o, sin importar qué hayamos querido hacer de nosotros mismos, debemos abrirnos al cambio, pues dentro de cada uno de nosotros, hombres y mujeres, está intacta la semilla de la creatividad y la pureza, del esplendor de los orígenes humanos.
Esto es pues un urgente llamado a la sabiduría, sea esta pues una exhortación a la libertad.

Luisa Fernanda Arango Hernández.
[1] Ospina William.Es tarde para el hombre,Alfaguara.
[2] NIMSUL, George.El individuo y la libertad ,Península, Barcelona. 2001.p.415.